El modelo Nueva Zelanda

Luego de obtener dos mundiales en forma consecutiva (Nueva Zelanda 2011 e Inglaterra 2015) y con amplia superioridad de sus franquicias en los últimos años en el Super Rugby, vale la pena analizar el modelo adoptado por la New Zealand Rugby Union para administrar el rugby profesional.

Campeones en 4 de las últimas 6 temporadas del Super Rugby, título en 4 de las 5 ediciones desde el surgimiento del Rugby Championship y bicampeón en las últimas dos Copas del Mundo, la supremacía de Nueva Zelanda ya era abrumadora hasta el 2016, pero con el nuevo convenio firmado en diciembre del último año esta realidad parece potenciarse.

Con la inyección de dinero proveniente de nuevos contratos por los derechos televisivos y sponsors, sumado a los cerca de 40 millones de dólares neozelandeses que le quedarán al órgano rector del rugby kiwi por la gira de los British & Irish Lions en 2017, la NZRU pasará a destinar al rugby profesional 191 millones en los próximos tres años. 70 millones más si tenemos en cuenta las tres temporadas anteriores.

Lejos de los 11,84 millones de tope salarial que tiene la Premiership inglesa y, más aún, de los 15,25 millones impuestos a los equipos del Top 14 de Francia, las 5 franquicias de Nueva Zelanda pueden destinar como máximo 4,65m por año en sus planteles a partir del 2017. Este monto aumento en 650.000 dólares con respecto al ejercicio anterior. Si un equipo se sobrepasa de ese número debe pagar 3 por cada dólar de exceso, mientras que si en una temporada una franquicia decide gastar menos del límite se le trasladará al año siguiente, teniendo así un presupuesto mayor al resto.

Además de lo que firman por sus salarios, la NZRU les permite a sus franquicias ofrecerles a sus jugadores diferentes tipos de extras. Estos tienen que estar asociados a alguna empresa para la cual el jugador realice acciones publicitarias. Obviamente no está permitido que esta remuneración extra no esté justificada y termine siendo un modo de burlar el tope salarial.

Pese a todo esto, las cifras aún siguen siendo muy lejanas a lo que los mejores jugadores de Nueva Zelanda podrían percibir en el rugby europeo. Pero el organismo rector del rugby kiwi tiene un as bajo la manga, y ese son los All Blacks. La NZRU firma a sus 35-40 mejores jugadores con contrato directo con la unión para los cuales tiene disponibles 24,8m anuales tras el convenio de diciembre de 2016. Esto representa 8,9m más que en cada uno de los últimos 3 años. Pero además de todo esto, los jugadores que se ven involucrados en los All Blacks reciben 7,500 dólares por cada semana con el equipo, lo que representa cerca 130,000 dólares si están en todas las  convocatorias del año.

Cuando Kieran Read anunció su nuevo contrato con la New Zealand Rugby Union hasta 2019 y habría pasado a ser el primer jugador en percibir más de 1 millón de dólares neozelandeses al año, la NZRU comenzó a demostrar el poder que tiene para retener a sus figuras. El jugador de los Crusaders y los All Blacks deberá sumar a ese monto todos los convenios de sponsors que percibe por temporada.

Richie McCaw y Dan Carter recibieron más de 1 millón de dólares anuales en sus épocas de jugadores de la franquicia de Christchurch y el seleccionado, pero ese monto estaba compuesto por lo que percibían por ambos equipos  sumado a los arreglos comerciales.

Brodie Retallick, Israel Dagg, Julian Savea, Aaron Smith, Dane Coles, Beauden Barrett y Owen Franks habrían quedado cercanos a los 800.000 anuales luego de su última renovación.

Pero la estructura del número 1 del ranking mundial no termina en su seleccionado ni por asomo. Para mantener el nivel en su competencia provincial que se juega en la segunda etapa del año cuando sus mejores jugadores están involucrados con el seleccionado, la NZRU les paga un incentivo de cerca de 10.000 dólares a los jugadores con entre 1 y 4 años de Super Rugby, y de 35.000 a los que tengan 5 o más años en el torneo de clubes más importante del mundo y luego jueguen el provincia. Esto genera que haya jugadores que perciban poco más de 60.000 dólares por un torneo que dura  poco más de dos meses. . El presupuesto para esta acción paso de 3,7 a 9,8 millones.

Para no dejar ningún cabo suelto y demostrar que para ellos los jugadores no se quedarán nunca solos, en el nuevo convenio se contemplan entre 9-10 millones para un plan de ahorro que ayuda a los jugadores en la transición luego de dejar el rugby profesional. Combinados con el KiwiSaver, se espera que entre alrededor de 240 jugadores ahorrarán casi 20 millones de dólares en los próximos 3 años. La mitad de esos fondos individuales podrán ser retirados entre los 34 y 40 años para ayudar a la transición luego del rugby profesional.

Además, este convenio establece programas de educación contra las drogas ilícitas y módulos que los jugadores tienen que cumplir tales como respeto e inclusión, conducta de jugador, antidoping, etc.

Con el objetivo claro de seguir siendo la máxima potencia del rugby mundial y con una planificación que no deja detalles librados al azar, la New Zealand Rugby Union le plantea el desafío al resto del mundo de ir en busca de la perfección para poder superarlos. A sabiendas que pese al esfuerzo algunos jugadores seguirán emigrando por las tentaciones económicas del Hemisferio Norte, la NZRU manda un mensaje de poder y se planta fuerte para seguir marcando el camino del rugby mundial, ¿Podrá alguien pelearle el trono?

Ramiro Pemán

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