URBA: El formato más competitivo

Hace unas semanas surgió, de parte de un grupo de clubes del Top 14 liderado por Belgrano Athletic, la iniciativa de evaluar la modificación del actual formato del torneo de la URBA. Con un sistema que todavía puede tildarse de novedoso ya que la aun vigente temporada del rugby de Buenos Aires se desarrolla por primera vez con este formato y está más apasionante que nunca en su recta final así lo demuestra.

Con 54 equipos repartidos entre Top 12, Primera A, Primera B y Primera C, tan solo 5 equipos matemáticamente ya no luchan por nada, entre ellos 2 descendidos y 3 que lograron subir de categoría.

A falta de tres fechas, en el Top 12 Alumni (60), CUBA (58), SIC (57), Belgrano (55), Pucará (54) e Hindú (50) luchan por meterse en las semifinales. Por su parte, Newman (40), San Luis (36), La Plata (35), CASI (34) y Regatas (33) se mantienen en la búsqueda de salir de la posición de descenso y de repechaje. En esta zona solo Atlético del Rosario (18) tiene su suerte echada ya que el pasado fin de semana perdió la categoría.

En Primera A, antigua Reubicación del Grupo I, donde históricamente en las últimas fechas la gran mayoría no jugaba por un objetivo real, Lomas ya logró el ascenso, San Martín está al borde de sellarlo, mientras que San Albano, Mariano Moreno, San Carlos, Los Tilos y U. de la Plata siguen buscando quedarse con la tercera posición que entrega la posibilidad de un repechaje con el Top 12.

En la lucha de abajo Champa (30), GEBA (35) y SITAS (37) se juegan las dos posiciones de descenso directo y uno deberá jugar su lugar con el tercero de la Primera B. Por su parte, Buenos Aires (43), Pueyrredón (49), Curupaytí (52) y Banco Nación (53) se repartirán ese último lugar del mencionado repechaje.

La Primera B tiene en Liceo Naval (98) su primer ascendido. Deportiva Francesa (88), Olivos (81) y San Cirano (78) se repartirán el último boleto directo a la Primera A y sus dos repechajes. Manuel Belgrano (67), matemáticamente con chances, tiene todo muy cuesta arriba para alcanzar a los de arriba.

En la pelea por la permanencia la situación se pone cada vez más atractiva. Lanús (17), Monte Grande (23) y CUQ (24) definen dos descensos y un repechaje con Primera C, pero Delta (46), Ciudad (47), San Patricio (48), Hurling (49), Los Matreros (51) y San Fernando (53) tendrán una recta final intensa para no quedar en la undécima posición, la cual cruza con el cuarto de segunda.

La Primera C es la división que menos equipos tiene en la lucha. Liceo Militar (87) ya está ascendido, Don Bosco (76), Casa de Padua (69), Centro Naval (68) y DAOM (67) se estarían repartiendo la última plaza de ascenso directo y los dos repechajes.
En el medio, Italiano (59), St. Brendan´s (57) y Albatros (54) se reparten las posibilidades matemáticas para pelear arriba y abajo pero los tres mirando desde muy lejos ambas peleas.

Los de más abajo tienen a La Salle (12) ya descendidos y a Luján (35), Atl. Chascomús (37), Banco Hipotecario (41), GEI (51) y Vicentinos (51) buscan no quedar entre el puesto 13 y el 11, los cuales dan un descenso directo y dos repechajes.

Cabe mencionar que en segunda división San Andrés ya logró el ascenso.

En la recta final del año se viene un cierre apasionante de los torneos de la URBA y parece que la suspensión del Torneo Argentino 2018 ayudará a que el actual formato se siga manteniendo para así consolidarlo. Pese a los rumores el rugby sigue y la realidad los acalla, este formato demuestra su eficiencia por sí mismo. La competencia es la prioridad y el camino parece ser este.

El Argentino: En busca de la identidad perdida

La Unión Argentina de Rugby anunció que la edición 2018 del Torneo Argentino de Uniones quedó suspendida para así favorecer los certámenes de clubes que se desarrollan en el país. Controversial por la rica historia del Argentino, la actualidad marca que la decisión es acertada para descomprimir un calendario que este 2017 tiene su final pautado para principios de diciembre.

Trascendental en décadas anteriores, el certamen que agrupaba a las uniones provinciales de Argentina captaba la atención del público del rugby en masa. Era motivo de orgullo para los jugadores que eran convocados a representar a sus seleccionados y contaba con la presencia de los mejores exponentes al rugby local dentro de la cancha.

Con el correr de los años, y por el avance del rugby profesional, las uniones ya no cuentan con sus mejores jugadores para ser seleccionados. El público perdió interés, muchos jugadores sienten más el compromiso que el orgullo de representar a sus uniones y la misma UAR fue postergando, lógicamente, la ubicación del torneo en el calendario.

Momento en el que en la Unión de Rugby de Buenos Aires se debate la cantidad de partidos que deben jugar los jugadores amateurs de los clubes más importantes, esta decisión ayuda a descomprimir y le saca 5 compromisos a quienes además de jugar Nacional de Clubes, el torneo de la URBA y representar a seleccionados de la UAR se les sumaba jugar para el seleccionado de Buenos Aires.

Pese a que en el Interior la realidad del calendario es distinta, los torneos ya van terminando y en octubre tendrían finalizada su temporada, el público ya no acompaña y el torneo hace tiempo no refleja en el público la relevancia que supo tener tiempo atrás.

Teniendo en cuenta que esta decisión parece ser transitoria, para pensar en la vuelta del Argentino se deberá tener en cuenta cambios drásticos que logren volver a captar la atención del público y de los jugadores. Un lugar importante en el calendario, la presencia de los mejores jugadores y la decisión de disputarlo todos los años o que se juegue cada una cantidad regular de temporadas.

En un país donde el rugby va buscando su composición definitiva no está mal suspender una competencia con tiempo, replantearla, evaluar su viabilidad y tomar una decisión definitiva. Pese a que la realidad marcaba que el Torneo Argentino necesitaba cambios drásticos, solo resta esperar que esta suspensión del 2018 no marque la desaparición de un certamen que cuenta con una de las historias más ricas del rugby argentino.

La supremacía All Black

Corre la sexta edición del Rugby Championship y nada impide pensar que los All Blacks terminarán coronándose campeones por quinta oportunidad. Luego de encadenar dos victorias ante Australia, otra ante Los Pumas y una más, con goleada histórica incluida, ante los Springbooks, los dirigidos por Steve Hansen muestran nuevamente la superioridad abismal que tienen en la actualidad con el resto de las potencias del sur.

Con títulos en 2012, 2013,2014 y 2016, en 2015 fue en la única temporada que no pudieron hacerse del trofeo más importante de naciones del Hemisferio Sur, cuando Australia logró hacerse con la copa. En aquella temporada el certamen contó con tan solo una rueda ya que en año mundialista el Rugby Championship se acorta para que sus competidores no lleguen tan extenuados a la máxima cita mundial.

En lo que va de estas seis temporadas los de negro disputaron 31 partidos, de los cuales ganaron 28, empataron 1 y perdieron tan solo 2. Estos encuentros dejaron un saldo de 1075 puntos a favor, 506 en contra, una diferencia de +569 tantos y 134 puntos obtenidos. Para tomar dimensión de lo que esto significa debemos decir que tanto Sudáfrica como Australia lograron hasta acá 14 triunfos, igualaron en 2 oportunidades y cayeron en 15 encuentros, sacando 73 puntos los primeros y 66 los Wallabies.

Por su parte, el seleccionado nacional lleva 3 festejos, 1 empate y 27 caídas desde que es parte de este certamen. Con 23 puntos en lo que va de las seis temporadas de existencia del Rugby Championship, los Pumas son lógicamente el conjunto que menos logró sumar.

Los All Blacks llegaron al título en tres ocasiones de forma invicta (2012, 2013 y 2016) y en la última temporada se quedaron por única vez con el trofeo con puntaje ideal. Esto no podrá ocurrir este año ya que dejaron un punto en el camino en la victoria por 35 a 20 ante Australia.

Campeones de los últimos dos mundiales, los de negro se dan el lujo de hacer descansar jugadores para no sufrir en la ventana de noviembre el cansancio lógico tras afrontar Super Rugby, gira de los British & Irish Lions y Rugby Championship. Sin importar los nombres propios que disputarán las últimas dos fechas nada parece alterar el destino de los conducidos por Hansen, y eso está a las claras que es la lógica.

LA URBA Y SUS LABERINTOS

A principios de esta semana los dirigentes de los clubes que se encuentran jugando el Top 12 de la URBA se reunieron para evaluar un cambio en el formato del torneo que los agrupa. La propuesta que analizaron fue la de volver a establecer 14 equipos en la máxima categoría, dividiéndolos en dos grupos de 7, jugando ida y vuelta contra los de su zona y una vez ante los de la otra, la búsqueda se encuentra en reducir la cantidad de partidos que deben jugar jugadores amateurs a lo largo del año.

De esta forma los equipos que quedarían en el Top 14 jugarían 19 partidos contra los 22 de este año en fase regular. Lo que más ruido hace a la hora de analizar la nueva propuesta, el formato es llamativo pero esto lo supera, es que la idea sería suprimir los dos descensos que están reglamentados para esta temporada y solo el último del Top 12 jugarían un repechaje ante el tercero de Primera A. En principio este es el punto que más polémica genera en la dirigencia de la URBA.

Además, dentro de la nueva propuesta estaría volver a jugar el Nacional de Clubes de corrido antes de arrancar el torneo de Buenos Aires, lo curioso es que estos mismos clubes son los que pidieron que se juegue este año las fases decisivas en ventanas dentro del torneo local.

Ante los rumores generados por esta iniciativa, el domingo Gustavo Cohen, vicepresidente de la URBA, marcó su postura pese a que su club, el Club Atlético de San Isidro, podría ser uno de los beneficiados con la anulación de los descensos directos. “Personalmente no estoy de acuerdo con el cambio de campeonato, las reglas fueron claras desde el principio”, dijo Cohen. La unión está dispuesta a escuchar nuevas propuestas para conformar a los clubes pero está no estaría dentro de lo que están dispuestos a negociar.

Llama la atención que en un año donde el torneo de la URBA está más competitivo que nunca en todas sus divisiones, las intermedias y pres recuperaron su torneo anual y todo parece encaminar a un final de campeonato vibrante, desde algunos clubes parta esta sed de cambio que tampoco marcaría una disminución sustancial en la cantidad de partidos.

Quedará para analizar si en caso de cambiar algo en pos de sacarles exigencia a los jugadores amateurs debe ser el Torneo de la URBA o el Nacional de Clubes el que debe cambiar, ya que este último además implica viajes en días laborables. O si el problema es que muchos de los becados no tengan respiro por compromisos con los seleccionados y su dedicación a los clubes de origen.

Mientras el público aprobó y festejó este nuevo sistema de campeonato, nace de la dirigencia de ciertos clubes esta iniciativa de cambio. Solo resta esperar por el desenlace, mientras tanto esperaremos que el rugby no nos sorprenda con un formato que mucho se asemeja a lo vivido y muy criticado en el fútbol.

Vamo’ arriba Uruguay

“Esto arrancó siendo un sueño y termina siendo una realidad; esperemos que sea algo positivo para seguir creciendo, para que el rugby siga difundiéndose en Uruguay y para que cada vez más chicos se acerquen al deporte”, decía Sebastián Piñeyrúa, presidente de la Unión de Rugby de Uruguay (URU), al conocer la designación para albergar por primera vez el World Rugby U20 Trophy.

No es una casualidad que el segundo certamen de la categoría haya llegado a tierras charrúas. Con un crecimiento constante que viene hace años, Uruguay coronó su buen momento con la histórica clasificación al Mundial de Inglaterra 2015 y esta designación demuestra que la World Rugby reconoce su progreso y apuesta a su desarrollo para los años venideros.

Tercera vez que se disputa en el continente, en las anteriores oportunidades se desarrolló en Chile en 2008 y 2013, en esta oportunidad participaron Fiji, Japón, Canada, Hong Kong, Chile, Portugal, Namibia y los locales. Salvo el conjunto charrúa, por ser local, y los nipones, por descender del World Rugby U20 Championship, todos los demás debieron clasificarse a través de los torneos continentales de la división.

El torneo se disputó en el Estadio Charrúa de Montevideo y Japón, campeón tras vencer a Portugal en la final 14 a 3, logró retornar a la máxima categoría para el año siguiente. Samoa, último en el World Rugby U20 2017 Championship desarrollado en Georgia, volverá a esta división para el año próximo.

En un evento que Sebastián Piñeyrúa, presidente de la URU, catalogó como “una gran apuesta para el rugby uruguayo”, todo salió como se planificó y la buena performance del equipo Charrúa, terminaron terceros luego de vencer 34 a 12 a Namibia, le dio aún más trascendencia al certamen.

Marcelo Rodríguez, presidente de Sudamérica Rugby, destacó el trabajo realizado: “Es un evento realmente importante tener un torneo de esta magnitud en Sudamérica y la verdad quisiera destacar la organización, donde la unión de Uruguay ha trabajado de forma muy intensa. Esto salió todo perfecto…estamos realmente muy felices de Sudamérica que esto se haya llevado acabo acá y con este standard de exigencia tan alto”

La World Rugby y Uruguay vienen hace tiempo apostando al crecimiento de los celestes y sumado a los torneos internacionales, ventanas y sudamericanos, este año la URU tuvo en Nicolás Freitas su primer jugador profesional. El mismo fue parte del plantel de Jaguares que disputó el Super Rugby 2017.

Con un panorama alentador con la transitado en los últimos años, Uruguay busca mantener constante el crecimiento del rugby. La organización del World Rugby U20 Trophy y competencias internacionales todos los años para los Teros, buscarán coronarse con una nueva clasificación mundialista. De a poco los sueños se van volviendo realidad.

LOS PUMAS ETERNOS

“Esto es más que una camiseta. Esta es nuestra familia, nuestro club, nuestra historia. Esto es nuestro. Lo que hicimos en este último mes, los últimos tres meses, los últimos 8 años o 10 años. Es la que sufrimos, la que lloramos, la que sudamos, la que nos cagamos de risa. Es esta. Entonces estos 80 minutos que no quede nada. No nos quede nada. Porque ahora si vamos a jugar por nuestra historia y por el que tenemos al lado. Y disfrutémoslo, que por ahí, y casi seguro, para muchos sea el último. Vamos”.  Las palabras de Agustín Pichot siguen retumbando en el vestuario del Parque de los Príncipes y lo harán eternamente.

10 años ya pasaron de aquel día en el que un seleccionado argentino que llegaba con una mano atrás y la otra adelante daba el golpe en el Stade de France ganando el partido inaugural ante el combinado local. La corrida de Ignacio Corleto, símbolo de aquella victoria, daba comienzo a la noche soñada que sería puntapié para la mayor gesta de la historia del rugby argentino. Un golpe en el que solo ellos creían en la previa al torneo.

Pero el camino no arrancó ahí. El centro de alto rendimiento Athletes Performance en Pensacola, Estados Unidos, el colegio Newman, Gales y Bélgica fueron paradas previas al Mundial de Francia 2007. Cada paso fue dejando algo, positivo y también negativo y esas circunstancias fueron las que moldearon el espíritu del equipo y templaron el alma de cada uno de sus integrantes. Felicidades y adversidades que se transformarían en combustible para dar un poco más de lo que sus límites les permitían.

Pensacola era similar a un planeta no explorado para nuestro rugby. Un lugar al cual fueron hacer la puesta a punto y les mostró una nueva dimensión en cuanto a métodos de entrenamiento, alimentación y exigencia que los puso muy por encima de lo ya conocido.

De regreso en nuestro país y al darse a conocer el plantel definitivo, estos Pumas tuvieron que asimilar el cimbronazo de dejar a compañeros en el camino y pasar a darse cuenta de la trascendencia y la gratitud de donde iban a estar parados.

El paso por Gales sembró dudas en cuanto al juego y dejó  una marca indeleble por el duro golpe que significó la baja de Martín Gaitán por una deficiencia cardíaca descubierta en el vestuario del Millenium de Cardiff. El Negro no solo se perdería el Mundial sino que además dejaba la incógnita si algún día podría volver a jugar al rugby. Varios días de internación y muchísima preocupación fueron las características que marcaron esos días. El grupo respondería haciéndolo sentir uno más durante lo que restaba de campaña hasta terminar el Mundial. La derrota ante los galeses 27 a 20 sería casi anecdótica. El capitán Agustín Pichot pasaría toda la noche con él en el hospital pese a la insistencia de los miembros del mismo para hacerle saber de la prohibición de su compañía eran simples muestras de un sentimiento que realmente vivieron. Ya no serían más 15 adentro de la cancha, ahora serían 16. Las remeras negras con la inscripción “Blackie” con la que los jugadores salían a precalentar antes de cada partido mundialista simbolizaban la importante marca dejada por Gaitán y su desgraciado hecho.

En Bélgica llegaría una victoria poco trascendente en lo numérico pero muy importante en lo humano. Lugar donde los jugadores reconocen que se empezó a sentir realmente una hermandad entre los integrantes de la comitiva. Pero, una vez más, el lado negativo no pasó de largo. En el calentamiento previo al test match Gonzalo Longo sufría un desgarro que lo marginaría de la actividad. El cuerpo técnico tomó el riesgo y Longo permaneció en el plantel. El tercera línea volvería recién en el tercer partido del Mundial frente a Namibia.

La RWC 2007 tendría victorias ante Francia por 17 a 12 con el ya mencionado try de Ignacio Corleto y cuatro penales de Felipe Contepomi. Un primer paso inesperado para el rugby mundial pero muy confiado en el seno del plantel. Con la sorpresa táctica de Juan Martín Hernández de 10 desde el arranque, el jugador formado en Deportiva Francesa se quedaría con esa camiseta por el resto del torneo y sería una de las figuras del equipo.

Luego llegaría el triunfo ante Georgia 33 a 3 con un primer tiempo flojo y una segunda parte donde con dos tries de Lucas Borges, uno de Patricio Albacete y otro agónico de Federico Martín Aramburú llegaría el punto bonus buscado en pos de la clasificación.

El 63 a 3 ante Namibia aparecería en el camino de Los Pumas para seguir sumando confianza y para festejar la vuelta de Longo desde el banco. Roncero, Leguizamón en dos oportunidades, Gonzalo Tiesi, Corleto, Todeschini, Manuel y Felipe Contepomi llegarían al ingoal rival (más un try penal), mientras que el mismo Felipe y Todeschini sumarían a través del pie.

La hora de la revancha había llegado. Nadie había olvidado el duro golpe del 2003 cuando una derrota por 16 a 15 ante Irlanda había sido el detonante de la eliminación en primera ronda del Mundial de Australia. En esta oportunidad los europeos necesitaban ganar con bonus para seguir con vida, pero este grupo estaba listo para desquitarse.

En lo que fue, tal vez, la mejor producción al momento en la historia de los mundiales para Los Pumas, por el nivel del rival y el contexto, el equipo conducido por Marcelo Loffreda superó a Irlanda por 30 a 15. Tries de Lucas Borges y Horacio Agulla, de los más lindos de Los Pumas en su historia, tres penales de Felipe Contepomi y tres drops de Juan Martín Hernández, dos de derecha y uno de zurda, transformaron una victoria deseada en una goleada y los irlandeses retronaban a casa temprano.

Tan histórica como la victoria habrá sido aquella noche para los hinchas argentinos que se encontraron cantando a la salida del estadio y en la puerta de la concentración con los jugadores que se bajaron del colectivo para disfrutar junto a ellos.

En cuarto de final llegaría el turno de Escocia. Enfrente, además, estaría la historia del rugby argentino. Los Pumas jugaban contra su rival y contra la posibilidad de llegar por primera vez a las semifinales de un Mundial. Probablemente haya sido el partido más deslucido de la campaña pero eso no impediría una victoria significativa ante los británicos. Try de Gonzalo Longo, conversión y tres penales de Felipe más un drop de Hernández serían los motivos para sellar el pase de ronda. En semifinales esperaba nada más y nada menos que Sudáfrica.

Con el ánimo en plena ebullición y la confianza en niveles altísimos, Los Pumas sufrirían un duro golpe el 14 de octubre. Dos intercepciones y dos tries de pelota recuperada serían demasiado para un equipo argentino que sufrió los nervios de la instancia que estaban viviendo. La reacción no fue suficiente y el 37 a 13 final para los sudafricanos fue inapelable. La cara de desazón y el llanto de los jugadores traspasó la pantalla y quebró el alma de todos los televidentes. Este equipo no era un seleccionado más, este plantel representaba realmente a todos los argentinos. Garra, pasión y brillo.

Quebrados en la semana Los Pumas se prepararon para el partido por el tercer puesto. Un equipo francés con sed de revancha por el partido inaugural esperaba con los puños apretados. Paradójicamente el conjunto albiceleste volvería a encontrar su mejor versión sacando la parte más pura de su amor propio. Baile y goleada en una noche brillante del equipo entero. El partido que se merecían para cerrar esta inolvidable historia. 34 a 10, tercer puesto y la inmensa satisfacción de sentirse vacios por haber dejado todo en pos de un objetivo común.

Emocionado y con una sonrisa que inundaba su rostro después del partido final, Agustín Pichot decía en una multitudinaria ronda en el centro del campo de juego, “este equipo no se lo olviden nunca más en sus vidas. Porque esto fue un equipo en serio, que dejó absolutamente todo hasta el final”. Los jugadores seguramente no lo hayan olvidado, ese Mundial marcó a fuego sus vidas deportivas, pero no solo ellos lo recordarán, el público argentino se rinde a 10 años ante Los Pumas eternos.

Plantel completo: Horacio Agulla, Patricio Albacete, Rimas Álvarez, Marcos Ayerza, Lucas Borges, Felipe Contepomi, Manuel Contepomi, Ignacio Corleto, Martín Durand, Ignacio Fernández Lobbe, Juan Fernández Lobbe, Nicolás Fernández Miranda, Santiago González Bonorino, Eusebio Guiñazú, Omar Hasan, Juan Martín Hernández, Mario Ledesma, Juan Manuel Leguizamón, Gonzalo Longo, Esteban Lozada, Federico Martín Aramaburú, Lucas Ostiglia, Agustín Pichot ©, Rodrigo Roncero, Martín Scelzo, Martín Schusterman, Hernán Senillosa, Federico Serra, Gonzalo Tiesi, Federico Todeschini, Alberto Vernet Basualdo y Martín Gaitan.

Cuerpo técnico: Marcelo Loffreda, Daniel Baetti, Diego Cash, Emilio Perasso, Mario Larrain, Ignacio Fernández Madero, José Luis Visca, Sergio Carossio.

 

Los Pumas: entre la lógica y el exitismo

Luego de la segunda caída de Los Pumas ante Sudáfrica en tan solo dos semanas, ambas de forma contundente, los dirigidos por Daniel Hourcade, y él mismo, quedaron bajo un mar de críticas. Con un plantel que aparenta cierta frustración tras varias derrotas (14 en 19 partidos desde que finalizó el Mundial de Inglaterra 2015) los resultados, al menos en el Rugby Championship, no distan de lo que marca la lógica, el problema se presenta ante el resto.

Los cambios radicales a los que el rugby nacional se ha tenido que adaptar en los últimos años han producido una vorágine difícil de sobrellevar. Los Pumas ingresaron en 2012 al Rugby Championship para enfrentarse anualmente ante Nueva Zelanda, Sudáfrica y Australia. El lunes 13 de agosto de aquel año, día del último anunció del ranking previo al certamen, las tres potencias del Hemisferio Sur se ubicaban en los primeros tres puestos de la lista.

Por aquel entonces Los Pumas eran los octavos de la clasificación de la todavía llamada IRB, venían de superar en junio a Italia y con Francia se repartieron la serie disputada en partes iguales. El año anterior el seleccionado nacional conducido por Santiago Phelan había sido eliminado del Mundial en cuartos de final ante los All Blacks, quienes terminarían siendo más tarde campeones del Mundo.

Previo a la histórica incorporación del seleccionado argentino de rugby al Championship los records ante los tres rivales eran contundentes: 17 derrotas y 0 victoria ante Nueva Zelanda, 13 caídas sin triunfos con Sudáfrica y 12 traspiés con 4 festejos ante Australia. De aquellas victorias ante los Wallabies la última había ocurrido en 1997, cuando Los Pumas superaron a los de Oceanía por 18 a 16 en Buenos Aires.

Tras 6 años de competencia anual los dirigidos, actualmente, por Daniel Hourcade lograron superar a Australia, en una oportunidad en 10 encuentros, a Sudáfrica, 2 victorias y 1 empate en 13 partidos disputados, y aún queda la deuda pendiente de ganarle a Nueva Zelanda, conjunto que es bicampeón del Mundo y por lejos el seleccionado más poderoso de la última década.

A estas tres naciones los respalda una rica historia y con ella una estructura profesional que viene desarrollándose hace muchísimas temporadas. Un sinfín de años de experiencia en el manejo de detección de talentos y una tradición y cultura del rugby que no se equipara de la noche a la mañana.

Tal vez, en este momento, el foco de los cuestionamientos hacia el seleccionado argentino esté mal enfocado. No debería puntualizarse tanto en los resultados del Rugby Championship. La problemática actual se centra en la irregular temporada de los Jaguares, en no haberle podido ganar a un seleccionado inglés con mayoría de suplentes, haber dejado dudas ante Georgia o el llegar a este torneo faltos de confianza y sin mostrar que el nuevo certamen este dando mayor profundidad de nivel al plantel.

Todo esto sumado a la pobre ventana de noviembre del 2016 es el verdadero casual de hoy estar décimos en el ranking mundial y que esa posición no suene injusta. El equipo perdió frescura para innovar y sorprender a sus rivales, las indisciplinas ganaron terreno y hoy Los Pumas se ubican lejos de las potencias, lo que no deja de ser duro pero tiene lógica.

En un país donde el exitismo es una bandera y difícilmente se desarraigue, habría que anteponer la razón al sentimiento y asumir que difícilmente en el corto plazo se pueda apuntar a ganar seguido en un torneo donde se enfrenta a los que se quedaron con 7 de las 8 ediciones de la Copa del Mundo (3 Nueva Zelanda, 2 Sudáfrica y 2 Australia).

También está claro que los objetivos resultadistas no están sirviendo. Primero fue ingresar a los Playoff del Super Rugby y ahora fue lograr dos victorias en el Rugby Championship. Será hora de volver a las bases, enfocarse realmente en mejorar el juego y que los resultados lleguen como consecuencia. Al fin y al cabo parece demostrado que, por el momento, deberemos seguir caminando detrás de los rivales que siempre quisimos enfrentar y hoy les vemos las caras todos los años. Dar una sorpresa genera alegrías, pero no es más que eso, algo pasajero que no debe  confundirnos. Estamos viviendo una transición y nada mejor que aceptar lo que realmente uno es para madurar y crecer.

 

La larga agonía de la Australian Rugby Union

La Australian Rugby Union (ARU) vive sus días de mayor turbulencia en muchísimo tiempo. Tras la decisión de excluir del Super Rugby a Western Force desde el año, lo que ya era una tormenta se transformó en un desastre con consecuencias aún por definir.

Luego de que la SANZAAR anunciara el cambio de formato del Super Rugby para 2018 donde la ARU tenía que decidir que franquicia dejaría de participar para llegar a las cuatro establecidas para el siguiente año, las conjeturas y las amenazas legales comenzaron a escucharse pero lejos estaban de ser una realidad hasta saber la decisión final.

En una disputa que fue mano a mano entre los Melbourne Rebels, franquicia de la capital australiana, y Western Force, único representante de toda la región del Oeste del país, la puja la terminaron ganado los primeros basándose principalmente en una razón económica.

Única franquicia en manos de un privado, los de Melbourne a priori parecían ser la mayor amenaza legal ante una posible salida del torneo. Andrew Cox, quien tenía la licencia del equipo, se la vendió a la Victoria Rugby Union (VRU) por la suma significativa de 1 dólar, a cambio de quedar libre de deudas de la franquicia, y ahí comenzaron las negociaciones que desembocarían en la permanencia de los Rebels en el torneo.

La VRU y la ARU llegaron a un acuerdo por el cual el estado de Victoria, con el compromiso del Premier Daniel Andrews, el tesorero Tim Pallas y el Ministro de Deportes John Eren, se compromete a hacer una inversión de 20 millones de dólares australianos. Esta plata estaría destinada a varios fines.

La ARU se llevaría su parte para quedarse con partidos de la Bledisloe Cup (por entre 8 y 10 años) y de la Gira que harán en 2025 los British & Irish Lions. Además la VRU se comprometería a armar un centro de desarrollo y canchas para juveniles, esto en conjunto con La Trobe University, en la capital del país, y aproximadamente un cuarto de los fondos irían para el funcionamiento de la franquicia.

Pero esta caricia a la economía del ARU no terminó de solucionar sus problemas. Con el anuncio final de la exclusión de Western Force, la mirada ahora esta puesta en el Oeste del país.

Posteriormente al anuncio, Cameron Clyne, John Eales y Brett Robinson, por parte de la ARU, y Andrew Forrest y John Wellborn, en representación de Western Force, tuvieron una reunión en Adelaida. En la misma Forrest, dueño de la empresa Fortescue Metals Group y de una fortuna incalculable, habría ofrecido cerca de 50 millones para asegurar la permanencia de Force.

Lejos de poder aceptar ya que para la ARU es imposible mantener las cinco franquicias, agradecieron la oferta, hablaron la posibilidad de ser parte de un nuevo torneo donde los horarios les sean más convenientes y se despidieron. Ambas partes dejaron trascender que la reunión tuvo aspectos positivos para el futuro del Rugby Union en la zona.

Pero el conflicto no terminaría ahí. Mark McGowan, Premier de Western Australia, entró en escena y con un mensaje muy duro para la Australian Rugby Union. Luego de invertir 112 millones de dólares australianos entre las sedes de Force (17) y el reacondicionamiento del estadio que usa la franquicia (95), McGowan prometió hacerle juicio para recuperar toda esa plata si no los reincorporan. Y de no ser así, si eso genera que la ARU quiebre no le temblará el pulso en seguir delante de todas formas.

Era sabido que Bill Pullver, presidente de la ARU, daría un paso al costado luego de anunciar la decisión final sobre la franquicia que dejaría de participar en el Super Rugby a partir del 2018. Lo que ocurre ahora es que ante tanto conflicto aun no aparecer quien pueda ser su sucesor y la asociación parecería estar muy comprometida en caso que estas amenazas legales avancen.

Mientras en Sudáfrica la exclusión de Cheetahs y Kings se dio en forma pacífica y ya tienen su nuevo hogar en el Pro 14, torneo en el que participar desde la actual temporada, en Australia el asunto desató una tormenta, la cual ahora solo les resta esperar que no deje a la ARU como victima fatal.

 

 

“En el rugby amateur argentino se centra el objetivo en los resultados»

Mike Brewer, ex All Black, llegó a la Argentina en el marco de la presentación de los cursos que llevará a cabo al International Rugby Academy Southamerica (Irasam) en el país y dio una conferencia de prensa en la cual no se privó de hablar de nada.

Voz autorizada para hablar del seleccionado de Nueva Zelanda el ex tercera línea brindó su punto de vista sobre el reciente empate entre su país y los British & Irish Lions: “Los Lions demostraron que los All Blacks son humanos, que si los presionas los 80 minutos ellos también se equivocan.”

Ya puntualizando sobre su objetivo en nuestras tierras, quien se desempeñó en los All Blacks entre 1986 y 1995 explicó en pocas palabras el objetivo de la academia: “Sintetizando nuestra método de entrenamiento podría decir que nos basamos en que mejores personas hacen mejores jugadores. A partir de eso nos manejamos con 4 principios básicos a trabajar al mismo tiempo: la parte táctica, el aspecto físico, las destrezas y la fortaleza mental.”

Hablando de la importancia de la preparación mental el neozelandés pone un ejemplo con los dirigidos por Daniel Hourcade: “En el último mundial mientras miraba el partido entre Argentina e Irlanda les dije a los que me acompañaban, “Los Pumas ya jugaron su final” y fue así, después jugaron una muy mala semifinal.”

A nivel individual ejemplifica con jugadores que todos conocemos: “La clave está en la constancia en el alto nivel en los cuatro aspectos a trabajar. Un ejemplo serían Dan Carter y Wilkinson y por su contraparte estaría Quade Cooper, un jugador con tremendas condiciones pero que es muy irregular.”

Focalizado en el rol del entrenador y los diferentes métodos que se utilizan alrededor del mundo la postura de la academia es bien clara: “Somos de pensar que los acá los entrenadores tienen la investidura de jefes o algo por el estilo. Nosotros creemos en que no son pares, pero hay una leve diferencia. Los entrenadores están para facilitar el trabajo del jugador, para darles las herramientas necesarias para evolucionar y generar un ambiente positivo para el desarrollo del equipo.”

Consultado acerca de lo que vio en nuestro rugby en el corto tiempo que lleva en el país fue tajante: “En el rugby amateur argentino se centra mucho el objetivo en los resultados. El método y el proceso es lo que debería llevar naturalmente a los buenos resultados. El pedir resultados a corto plazo por sí solo no logrará mejorar a los jugadores individual y colectivamente.”

Viendo un vicio recurrente a lo largo y ancho del mundo ovalado Mike hace un gran reflexión acerca de la costumbre de poner a jugadores que se destacaron como jugadores directamente a entrenar post retiro: “Está mal el concepto que grandes jugadores pueden pasar automáticamente a ser entrenadores. Lo importante está en saber transmitir, sabe que entrenar y generar un clima positivo para que todo esto se pueda dar.”

Sin titubear y con convicción Brewer ofrece su opinión de la actualidad del rugby de alto rendimiento en Argentina: “Desde que comenzó en el Rugby Championship y hasta el 2015 Los Pumas evolucionaron enormemente en su juego. De ahí para acá se estancaron, necesitan innovar. Los rivales, tanto de Jaguares como de Los Pumas, ya saben que van a hacer en ataque y en defensa. Teniendo en cuenta que contra equipos como Nueva Zelanda en un día normal te debería ganar el 95% de las oportunidades, Los Pumas deberían arriesgar más, probar sorprender con detalles que puedan descolocar a sus rivales.”

Cerrando la conferencia con un ágape que incluyó varios ex pumas como Santiago Phelan, Manuel Contepomi, Federico Serra y Jorge Allen, entre otros, Mike Brewer dio comienzo a su presentación en el país que incluirá clínicas en Pucará y Catamarca.

Cálido con todos los presentes, el neozelandés dejó al pasar conceptos para analizar y reflexionar en pos del crecimiento de nuestro rugby y el rol de los entrenadores.

 

100% ARGENTINO

“Soy lo que debo ser,

argentino cien por cien

y en materia ´e sentimiento

no hay quien me pueda vencer”.

De la Milonga “Argentino cien por cien”.

 

Una nueva edición del Rugby Championship se presta a comenzar este fin de semana cuando Australia reciba a Nueva Zelanda en Sydney y Los Pumas enfrenten a Sudáfrica en el Nelson Mandela Bay de Port Elizabeth. Una vez más, como ya había pasado en el Mundial 2015 desarrollado en el Reino Unido, Argentina es el único seleccionado con el plantel compuesto íntegramente por jugadores nacidos en su país.

Habiendo presentado una lista de 33 jugadores, el Head Coach Daniel Hourcade seleccionó todos jugadores nacidos en territorio argentino, pese a que acá puede no ser llamativo, en el resto del mundo lo es y sus competidores dan la muestra perfecta de por qué.

Allister Coetzee, entrenador del seleccionado de Sudáfrica, convocó en la nómina preliminar para el torneo a dos foráneos, Tendai “The Beast” Mtawarira (Zimbabue) y Raymond Rhule (Ghana), ambos seleccionables por la regla de residencia.

El histórico primera línea fue reclutado por la academia de Sharks cuando se encontraba de gira con el combinado de menores de 18 años de Zimbabue jugando en Sudáfrica, siendo un habitué en los Springboks desde 2008, año en el que comenzó a ser seleccionable. Distinto es el caso de Rhule, quien pese a nacer en Ghana, se mudó a los 6 años y participó con la camiseta verde desde los Baby Boks.

Un poco más abrumador es el caso de los All Blacks. Steve Hansen, entrenador que llevó a los de negro a ser campeones mundiales en 2015, presentó una lista con 7 jugadores nacidos fuera de Nueva Zelanda. Las discusiones sobre los jugadores de elite  reclutados de manera sistemática en las islas vecinas para después desarrollarlos y utilizarlos rugbísticamente son moneda corriente, muchos aplican por residencia desde muy chicos, otros por padres nacidos en Nueva Zelanda y resulta más cuestionables pero de todas formas llegaron en una etapa avanza de la adolescencia. De una manera u otra la cuestión económica priva muchas veces por sobre todas las cosas.

En el primer grupo se puede ubicar a Jerome Kaino (Samoa Americana), Ofa Tu´ungafasi (Tonga) y Nepo Laulala (Samoa). Entre los que elegibles por tener uno o ambos padres neozelandeses están Tawera Kerr-Barlow (Australia) y Akira Ioane (Japón) pero no así su hermano Rieko quien si nació en Nueva Zelanda. Tal vez los casos más polémicos sean los de Vaea Fifita (Tonga), quien fue reclutado por Tamaki College luego de descollar con Tonga Schools en una gira por Nueva Zelanda, y Waisake Naholo (Fiji) sobre quien existe la duda si fue a tierra All Black por una beca por sus condiciones rugbísticas o si fue a pedido de su tío.

El caso de Australia es el más cuestionable. Con un plantel presentado por Michael Cheika con 34 jugadores, son 12 los que no nacieron en la tierra de los canguros, lo que equivale a un 35% del total. Lejos de  ser como el caso de Nueva Zelanda, los Wallabies tienen a todos sus foráneos por la regla de residencia.

Divididos en dos grupos, el primero se conforma por los jugadores  que llegaron de muy chicos como Stephen Moore (Arabia Saudita), Tetera Faulkner (Nueva Zelanda), Jordan Uelelse (Nueva Zelanda), Adam Korczyk (Nueva Zelanda), Kurtis Rona (Nueva Zelanda), Dane Haylett-Petty (Sudáfrica) y Will Genia (Papua Nueva Guinea).

Los restantes son el factor de la recurrente polémica. Un tongano y cuatro fijianos en esta ocasión pero con varios otros jugadores que son convocados habitualmente pero excluidos para este Rugby Championship, los Wallabies hace tiempo vienen contando con una legión llegada desde las islas del pacifico que cada vez es más numerosa.

Samu Kerevi arribó a Australia a los 7 años pero representó a Fiji en la JRWC de 2012. Para la edición 2013 de  esa misma competencia los australianos ya habían puesto sobre él la mirada y estaba apuntado para ser parte del equipo de camiseta amarilla y verde pero esa vez una lesión lo dejó al margen. Tevita Kuridrani se instaló en Brisbane, Australia, a los 16. Habiendo jugado el Mundial M20 de Rosario con Fiji en 2010, terminó ese mismo año jugando para Australia en el Circuito de seven. Henry Speight primero vivió en Nueva Zelanda, al no quedar en los seleccionados preliminares de aquel país en 2007 representó a Fiji en el Mundial M-19 de Belfast. Tras mudarse a Australia para jugar en los Brumbies, el fijiano tuvo que esperar hasta 2014 para ser seleccionable. El caso de Marika Koroibete es aún más llamativo. Jugador de Rugby League, deporte muy popular en Australia, fue parte del combinado nacional de Fiji en esa modalidad pero al pasar a Rugby Union (el de 15 jugadores) por la potente oferta económica de Rebels y la Australian Rugby Union terminó representando a los Wallabies.

Por último queda el caso de Lopeti Timani. El hermano de Sitaleki, segunda línea que fue parte del combinado australiano pero ya no es más seleccionable por jugar en Europa, nació en Tonga y con tan solo 17 años iba a representar a su país en el M20  pero fue bloqueado por su corta edad. Finalmente terminaría siendo elegible para los Wallabies desde 2012.

Con Taqele Nayaravoro, Sefa Naivalu y Eto Nabuli circunstancialmente afuera de la nómina pero entre las posibilidades de siempre, Australia hasta podría armar casi una línea de backs entera de rugbiers nacidos en Fiji.

Asumiendo esto como una realidad pero lejos de tomarlo como un ejemplo, Argentina se mide todos los años ante las máximas potencias mundiales con un plantel 100% argentino. Orgullo para muchos, nuestra esencia no se cuestiona y los resultados llegarán, o no, producto de un crecimiento genuino y no por de reclutar talento ajeno.